Los motivos de esta caída se encuentran en el clima frío y seco de los últimos meses. Pero la principal razón del peligro de extinción de este cultivo en el Maresme es que no puede competir con los productores de Huelva o Marruecos. «Ellos tienen mejor clima y terrenos donde se puede cultivar con maquinaria», explica Ramon Xaubet, presidente de la cooperativa de productores de fresas Frespol.
En el Maresme, las pendientes donde se cultiva «esclavizan al agricultor» y eleva los costes de producción.
Sólo quedan cuatro
«Ahora sólo quedamos cuatro productores de fresas en el Maresme, la mayoría a punto de jubilarse, lo que genera un paisaje penoso en toda esta zona, con invernaderos abandonados», se lamenta Xaubet.
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